En estos tiempos en que las distancias son cortas y los tiempos muy rápidos, los detalles pasan a velocidades vertiginosas. Es por eso que nos acostumbramos a vivir con las generalidades y no le damos importancia a los pormenores, a las cosas pequeñas.
Sería bueno que nos detengamos a pensar en el desayuno que tendría que ser más pausado, en el domingo lento, en la noche con más pasión y la sonrisa del encuentro. Así como en los zapatos ya viejos e irrenunciable y en el suspiro al verte en mi recuerdo.
Y saber que el recurso más costoso que tenemos es el tiempo que nunca regresa, así como el espacio en nuestra existencia. Esas dos cosas, tu tiempo y tu espacio.
Y ambos… solo tienen sentido cuando los compartimos.
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HOLA!